La inflación, la pobreza y un dólar por los aires eyectaron al oficialismo del poder y le abrieron la puerta a Javier Milei, un outsider que ganó la Presidencia de la Argentina.
Los argentinos eligieron un cambio de rumbo en un país que hace años no encuentra la estabilidad necesaria para crecer. Ese cambio le ganó por goleada a la campaña que hizo el oficialismo contra Javier Milei. Eso a la gente no le importó: pesó más la inflación en alza desde hace años, la pobreza que también crece semestre a semestre y un dólar que vuela por los aires cada día.
La victoria fue para el outsider. El pueblo se cansó de los políticos, de los que conocen los pormenores del Congreso, de la Casa Rosada. Eso pareció no importar para muchas de las personas que votaron a La Libertad Avanza. El bolsillo es lo que cuenta, generalmente, para elegir a un Presidente en nuestro país.
Ni siquiera importó la alianza que Milei hizo con Mauricio Macri y Patricia Bullrich, luego de haberse chicaneado con bajeza. No. No importó que se hayan desdibujado las denuncias hacia la casta. No importó la frase de que no se puede hacer algo distinto “con los mismos de siempre”. Ganó la no política. La Argentina eligió a Javier Milei.
Desde ahora, quedará el análisis de cómo será el gobierno del libertario, con Congreso, Senado, gobernadores e intendentes de otro palo. El cambio se hará? ¿De qué manera? ¿Cuánto pesará el pensamiento de Mauricio Macri? ¿Cuán cierta habrá sido la campaña del miedo del oficialismo? ¿Cómo será la transición hasta el 10 de diciembre? ¿Qué se privatizará y qué no? ¿Cómo y cuándo se realizará la dolarización? Todas esas preguntas comenzarán a responderse a partir del martes, pero sobre todo, desde que se siente en el sillón de Rivadavia en 21 días. El problema sigue siendo que Argentina no tiene tiempo…